1.12.08










José Vivas, entre el Cielo y el Infierno

Sorpresivamente, en la escena del arte contemporáneo aparece un joven escultor que parece alimentarse de la memoria más profunda de la humanidad. José Vivas hace esculturas que podrían acercarse a eso que la historia del arte llama "hiperrealismo", es decir, una representación casi fotográfica de la figura humana. Sin embargo, no le interesa el hombre común –como a los escultores hiperrealistas como Duane Hanson o John de Andrea, por citar a los más conocidos-, sino los seres fantásticos, a la manera de los comic más bizarros. Cada figura es una historia en sí misma, una denuncia, y una declaración de valoresEn la producción de José Vivas hay un juego dialéctico entre el ser y el parecer, entre el deber ser y el ser, entre el mandato social y el deseo de cada individuo. Las obras son extremadamente bellas y extremadamente crueles, denuncian sin concesiones las estructuras morales que intentan someter al individuo. Vivas bucea en los símbolos antiquísimos del inconciente colectivo para rescatarlos con una nueva forma y actualizar ciertas enseñanzas, como aquella del Eclesiastés: "Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad".







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